Alopecia Areata: Qué es y qué opciones de tratamiento existen

La alopecia areata es una forma de pérdida de cabello (alopecia no cicatricial) que puede aparecer de manera repentina y generar muchas dudas e incertidumbre. A diferencia de otras formas de alopecia, como la androgénica, la areata tiene un origen autoinmune, lo que la convierte en una condición particular tanto en su evolución como en su tratamiento. Si te estás enfrentando a este diagnóstico o quieres entender mejor en qué consiste, en esta entrada te explico lo esencial de forma clara y basada en evidencia médica.

¿Qué es la alopecia areata?

La alopecia areata es un tipo de alopecia no cicatricial que afecta al 2% de la población aproximadamente. Se desarrolla más frecuentemente en niños y adultos jóvenes, aunque se puede manifestar a cualquier edad, sin predominio de sexos. En el 90% afecta al cuero cabelludo aunque también puede afectar a otras zonas del cuerpo. Su origen es autoinmune, aunque también pueden participar otros factores genéticos y ambientales, que actuarían como desencadenantes. Es importante saber que el 30% de los pacientes asocia alguna otra enfermedad autoinmune.

Se manifiesta típicamente en forma de placas de alopecia bien delimitadas, que aparecen de forma rápida y que, aunque pueden afectar a cualquier área corporal, suele ser más frecuentes en cuero cabelludo, cejas y pestañas. Se clasifican en diferentes tipos en función de la extensión total que afecten (placa única, multifocal, total, universal, etc). Las formas de afectación o extensión son dinámicas, esto quiere decir que en un mismo paciente la afectación puede evolucionar de una forma leve a una más grave de alopecia areata.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la alopecia areata es clínico y confirmado con los hallazgos observados mediante tricoscopia. La gravedad de la misma se puede valorar según el porcentaje de superficie corporal afectada por la alopecia. Otros factores que también se tienen en cuenta para valorar su gravedad son la afectación de zonas cosméticamente visibles, la afectación psicológica que pueda ocasionar o la falta de respuesta a tratamientos previos.

Tratamientos disponibles

Actualmente no existe una cura definitiva para la alopecia areata, pero sí hay varias opciones terapéuticas que pueden inducir la repoblación del cabello, especialmente en los casos leves o de reciente inicio. Debemos tener en cuenta que en ocasiones puede repoblar de forma espontánea, por lo que una opción es adoptar una actitud expectante.

1. Corticoides tópicos o infiltrados

Son el tratamiento de primera línea, sobre todo en casos leves. Pueden aplicarse en forma de lociones, espumas o cremas, o bien inyectarse directamente en las lesiones (infiltraciones intralesionales). Su objetivo es reducir la respuesta inflamatoria del sistema inmune en los folículos afectados.

2. Minoxidil

Aunque no actúa directamente sobre el mecanismo autoinmune, el minoxidil tópico puede ayudar a estimular el crecimiento del cabello y suele utilizarse como tratamiento coadyuvante.

3. Inmunoterapia tópica

Consiste en aplicar sustancias como el difenciprona (DPCP) para inducir una reacción alérgica controlada que “distraiga” al sistema inmune del folículo piloso. Se usa principalmente en casos más extensos o recurrentes.

4. Tratamientos sistémicos

En casos graves o refractarios, se pueden usar corticoides orales, inmunosupresores o más recientemente, inhibidores de JAK.

¿La alopecia areata es reversible?

El curso de esta alopecia es variable e impredecible. En algunos casos se puede producir una repoblación espontánea (en casos leves) aunque otras veces progresa hacia formas más graves (más placas o afectación más extensa). A lo largo de los años, es frecuente que quien la padece presente varios episodios de la enfermedad. La buena noticia es que los folículos no se destruyen, solo se detiene su actividad temporalmente. Por eso, incluso después de varios episodios, es posible que vuelva a crecer el cabello.

Conclusión

La alopecia areata es una enfermedad que puede ocasionar una gran impacto emocional, pero que en muchas ocasiones tiene buen pronóstico. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la evolución. Si estás pasando por esto, consulta con un especialista en tricología para valorar tu caso y tratarlo de forma personalizada.

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